top of page

Papá, ya no tengo miedo

  • Foto del escritor: Carmen Liñán Grueso
    Carmen Liñán Grueso
  • 12 sept 2022
  • 2 Min. de lectura

ree

Al principio, la sensación de soledad era insoportable. Sentía como si estuviera en medio de un páramo desierto, en mitad de una tempestad de lluvia y viento, sin más protección que mis propios brazos rodeando mi cuerpo. Mientras estabas aquí, eras ese lugar seguro al que volver, ese regazo preparado para acogerme, esos brazos fuertes que levantaban un muro protector de amor incondicional a mi alrededor. Luego, poco a poco, muy poco a poco, mi corazón se fue recuperando del golpe inicial para entrar en una fase de miedo e incertidumbre ante la obligación de vivir sin ti, sin tus consejos, sin tu apoyo.


Tenía mucho miedo, sobre todo a olvidarte.


Dicen que el paso del tiempo hace que olvidemos las cosas. Pero ahora veo que olvidamos lo que queremos olvidar.

Hoy ya no tengo miedo. He aprendido a vivir con tu ausencia. A veces imagino que sigues aquí, que nunca te fuiste. De esa forma, me resulta más fácil hablar contigo, sin pensar de mí misma que soy una loca que habla sola. En ocasiones he sentido tu roce y, aunque no había nadie cerca, yo sé que fuiste tú quien me rozó. Sé que es imposible volver a verte en esta vida, pero también sé que estás a mi lado. No lo puedo explicar, pero en mi vida pasan cosas que, de una manera u otra, conectan contigo. En los momentos difíciles pienso en cómo lo resolverías tú, imagino qué opinarías tú e intento, como siempre, no defraudarte. Algunas veces, cuando me he encontrado en un callejón sin salida, la solución ha aparecido de repente, como por arte de magia, de una manera que siempre estuvo delante de mis narices, pero que no supe ver hasta que pensé en ti. Por eso ya no tengo miedo. Sé que vas a estar siempre conmigo, protegiéndome y señalándome el camino. Porque me parezco mucho a ti, porque me comporto como tú, mal que les pese a muchos, porque dejaste una huella profunda en mi ser.


Has sido un referente indiscutible para forjar todo lo que soy hoy en día. Valores como la honestidad, la formalidad, el respeto, me los has enseñado tú. En toda su magnitud, no como un discurso hueco que te dice lo que has de hacer y hace todo lo contrario.


Por eso ya no tengo miedo.

Comentarios


bottom of page